Un sueño:
Un viejo enemigo, que, décadas atrás, cuando era joven, solía cubrirse la cara con un pañuelo, como un forajido del Oeste. Pero eso fue mucho tiempo atrás: los años habían pasado, y él había envejecido y muerto.
Yo necesitaba hacerle unas preguntas, sobre nuestro pasado, sobre algunos temas todavía presentes para mí, que sólo él conocía, así que fui a visitarle al Infierno.
El Infierno, al menos la parte donde nos reunimos, era un bar con luces rojas, donde todo el mundo fumaba. Mi viejo enemigo aparentaba estar ahora en la cincuentena. Nos sentamos, bebimos y charlamos, sabiendo nuestra enemistad ya resuelta, y pude hacerle esas preguntas. No recuerdo qué respondió.