Desesperanzas

El fin de la esperanza

Este terrible 2016 es el año en que estoy perdiendo toda esperanza en la raza humana, en el futuro de nuestro planeta, en mi propio futuro.

Previsiblemente hoy François Fillon ganará las primarias de los republicanos franceses. Fillon es un tatcherista reaccionario. El tipo de horror que debería estar superado.

La verdadera tragedia es que, si las encuestas no vuelven a fallar, Fillon será el bueno de la película en la segunda ronda de las presidenciales. Habrá que elegir entre un retrógado racista y tatcherista como Fillon, o la abiertamente fascista Le Pen. ¿Cómo hemos podido llegar hasta aquí? Si gana Fillon será una noticia espantosa, un golpe terrible a lo que deberían ser los verdaderos valores de Europa, y que Francia seguirá teniendo cínicamente como lema: (Liberté, egalité, fraternité). Si gana Le Pen será el fin.

Y Le Pen puede ganar. Quiero pensar que la izquierda habría votado al centrista Juppé para franar al fascismo. Pero, cuando la alternativa es alguien que anuncia que va a desmantelar el estado del bienestar, la elección (si eres blanco, francés y heterosexual) ya no está tan clara.

(Si lo está para mí, desde luego. Si fuera francés, y la segunda ronda es ese Fillon-Le Pen, votaría a Fillon, para frenar como fuera al fascismo. Y luego iría a casa a llorar desconsoladamente durante los siguientes cinco años.)

Y esta historia francesa se está repitiendo en todo el mundo. Líderes autoritarios, salvapatrias, neo-nazis. Es el final del camino, el fin de ese breve sueño de libertad. Si contemplamos la historia de la raza humana, este es nuestro estado natural, la crueldad, la violencia y el odio. Inocentemente, pensaba que aprendíamos, que estábamos superando ese pasado hacia un futuro más brillante. La respuesta, un rotundo no, se hace obvia cuando miramos la portada de cualquier periódico.

Ahora, ¿cuántos años hasta la siguiente guerra, que acabe con todos nosotros, de una vez por todas?

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