La ilustración que acompaña a este escrito es de Marc Hempel, deThe Kindly Ones, donde Neil Gaiman, entonces en la cima de su talento, narra como las Erinias persiguen a Morfeo, al Señor de los Sueños, el protagonista de toda su serie.Una de las muchas lecturas de Sandman, una de las obras más monumentales de la historia del comic, es verla como una narración de una trampa que Morfeo, poco a poco, va tendiéndose a sí mismo, enredándose a sí mismo en los hilos de la culpa por actos cometidos milenios atrás, hasta quedar del todo atrapado, hasta su persecución final por las Erinias, las diosas encargadas de castigar a los parricidas y perjuros. En la tradición griega no se castigaba a estos criminales porque eran estas terribles diosas las encargadas de hacerlo. Las Erinias eran la representación de los remordimientos, de la culpa que uno siente ante las transgresiones.En Los Mitos Griegos, que ahora releo, Graves las describe como viejas, con serpientes por cabellera, cabezas de perro, cuerpos negros como el carbón, alas de murciélago y ojos inyectados en sangre. Llevan en las manos azotes tachonados con bronce y sus víctimas mueren atormentadas. Es imprudente mencionarlas por su nombre en la conversación; de aquí que se las llame habitualmente Euménides, que significa “las bondadosas”Algunos arrastramos nuestra culpa durante años y años, alimentándola con cada una de nuestras infracciones, reales o imaginadas, haciéndola más y más grande, invocando sin darnos cuenta a esas terribles diosas.