La noche anterior soñé con una Nueva York diferente, con delicados, inmensos, gráciles edificios transparentes, donde nunca tenías que pisar el lejano suelo, con un restaurante chino en uno de estos edificios.Esta noche he vuelto a visitar ciudades transformadas en mis sueños:Pasaba, por trabajo, una larga temporada en Barcelona, en un antiguo hotel, casi en ruinas, en un lugar cerca del mar. En su tiempo debió haber sido muy lujoso, pero ahora era casi una casa abandonada. Las habitaciones, casi todas vacías, estaban pintadas de colores extraños, llenas de desconchones. Los viernes, regresaba a Madrid, a pasar el fin de semana.Y ese viernes, tomé el metro desde Nuevos Ministerios, para ir a Retiro, y me perdí. Descubrí de repente que las líneas de Metro eran diferentes, que las estaciones eran diferentes. Para ir a Retiro debía tomar la línea 1 hasta una estación llamada Arco de … (no recuerdo, no recuerdo… pero no existe en el Madrid de la vigilia), y me encontré en la línea 6, lejos de mi destino (había, después de Nuevos Ministerios, una parada llamada imdb). Me sentía perdido, frustrado, y sabiendo que iba a llegar tarde, y a quedar como un tonto por perderme en este Metro que tan bien debería conocer.Y comencé a fijarme en la gente. Había muchos muy pálidos, demasiado pálidos, a veces miraban con miedo a su alrededor. Había gente persiguiéndose por las escaleras. Yo empezaba a ponerve nervioso. En un transbordo, cuando intentaba salir de la línea 6, la gente empezó a murmurar, asustados, señalando a dos policías. Tenían ese mismo aspecto pálido, cadavérico… Y sus sonrisas me daban miedo. Sonrisas perversas. Y miraban a los viajeros, susurrando entre ellos, como eligiendo una víctima. Yo intentaba mirar con atención el cartel con las estaciones, fingiéndome indiferente.Y desperté a un mediodía manchego.Mi vida en este mundo de la vigilia está paralizada, en descanso. Por eso escribo de libros y sueños.